EDUCACIÓN SANITARIA Y CUIDADORES PRINCIPALES


Es necesario recalcar la importancia del cuidador principal en pacientes dependientes. 

Los lesionados medulares, tanto aquellos que tiene lesiones bajas, como los cuidadores, ya sean familiares (padres, hijos, parejas o centros sociosanitarios) en lesiones medulares altas con gran dependencia, adquieran los conocimientos necesarios para poder llevar a cabo los cuidados y conocer los signos de alteración de la normalidad, una vez el paciente este en su lugar de residencia.

Una de las máximas del equipo de enfermería de nuestro hospital es que los cuidadores de los pacientes con gran dependencia, incluso con ventilación mecánica portátil a través de cánula de traqueotomía, conozcan y administren los cuidados que la propia enfermera ha estado realizando al paciente durante su estancia en el hospital.

Esto es así porque en ocasiones y dadas las características intrínsecas de la lesión, el propio familiar bien educado, tiene los suficientes conocimientos sobre la lesión medular que puede orientar y ayudar al personal sanitario del lugar de residencia, como ocurre en algunas alteraciones especificas tales como las retenciones urinarias y fecales y el consiguiente riesgo de disreflexia con sus signos y síntomas y también en las complicaciones  respiratorias propias de la presencia de una cánula de traqueotomía.

Viene al hilo esta reflexión ya que la escasa implicación familiar, la descoordinación con los centros sociosanitarios de referencia y su escasa participación en la educación y adquisición de conocimientos básicos de estos pacientes conllevan en ocasiones y más de las que nos gustaría, que lesionados que han estado ingresados en nuestro dentro durante mucho tiempo, un año o más, se marchan de alta y por desgracia fallecen en pocos días, algunos en pocas horas por complicaciones que se pueden resolver con facilidad teniendo los conocimientos necesarios.

Por todo ello es indispensable retomar una educación sanitaria seria, responsable y en la que estén implicados las instituciones, los profesionales y  los propios cuidadores principales, por la seguridad física y emocional de los propios pacientes y de los cuidadores principales.